EL DOLOR DE LA AUSENCIA
CUANDO LLEGA LA TARDE Y EL CIELO AZUL FULGURA
COMO UNA PUPILA QUE HUMEDECE EL AMOR,
Y DONDE ,
COMO LÁGRIMA DE INEFABLE TERNURA
CON SECRETO TEMBLOR
BRILLA UNA ESTRELLA CLARA.
UNA NOSTALGIA INMENSA ME INVADE DE AMARGURA
Y UN RECUERDO QUERIDO ME EMBRIAGA DE DOLOR.
¡LOS OJOS MATERNALES,
TODOS PENA Y DULZURA,
LOS LABIOS DE LA AMADA,
TODOS MIEL Y CALOR!
Y DEJO A LA NOSTALGIA ME ENVUELVA
CON SUS TULES
Y QUE EL HIERRO PUNZANTE
DE LAS PENAS TALADRE
EL PESA MADERO DE MI CRUZ:
Y ANTE EL MAR Y LOS CIELOS PROFUNDOS
DIVINAMENTE AZULES,
COMO EN SUEÑOS MURMURO:
¿LOS OJOS DE MI MADRE TAMBIÉN ERAN AZULES ...
Y ME PONGO A LLORAR!
DE ERNESTO NOVOA CAAMAÑO (ECUATORIANO)
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